lunes, 20 de octubre de 2008

Huevo y Colesterol

Es usual la pregunta sobre el consumo de huevo y su incidencia en el colesterol en sangre.
¿Qué hay de cierto en esta relación?
Es cierto: un huevo posee una alta densidad de colesterol: aproximadamente 213 gramos por unidad, que se encuentran en la yema. Según antiguas recomendaciones para la población sana en general, sólo deberían consumirse tres huevos a la semana como máximo.

Pero ahora sabemos que el colesterol dietario, por ejemplo el contenido en los huevos, no afecta en gran medida al colesterol sanguíneo en personas sanas, dado que no es el principal responsable de ese aumento.
Más aun, el huevo posee la ventaja de tener mayor porcentaje de ácidos grasos poli y monoinsaturados y, por ende, más grasas insaturadas que saturadas.
Estas últimas constituyen uno de los factores principales del aumento del colesterol en sangre, pero los huevos las poseen en escasa cantidad.
Específicamente, un huevo contiene 1,5 gramos de grasas saturadas y de 2,5 a 3 gramos de grasas insaturadas. Pero además, las grasas monoinsaturadas contribuyen a elevar el HDL, también llamado "colesterol bueno".
Aunque gran parte de la población todavía lo desconoce, este aspecto del huevo ha sido mundialmente reconocido. Incluso algunos profesionales que brindan recomendaciones nutricionales confunden el contenido del colesterol con el contenido en grasa, estableciendo erróneamente que "la yema tiene mucha grasa y no hay que consumirla". Como se ve en los análisis realizados sobre la yema del huevo, el contenido en grasas es de 4 a 4,5 gr. por unidad, y como se citó anteriormente, la mayor parte de éstas son insaturadas. No se tiene en cuenta que, al eliminar la yema, se desperdicia gran cantidad de vitaminas y minerales importantes para la nutrición contenidos en ella.
Investigaciones
Países como Japón, España y Francia, tres de los mayores consumidores de huevos del mundo, tienen los menores índices de mortalidad cardiovascular entre los países industrializados.
Los estudios continúan mostrando que la grasa saturada es muchísimo más importante en la determinación de los niveles de colesterol sanguíneo que la ingesta de colesterol dietario, puesto que el cuerpo sólo absorbe un 15% del colesterol que consumimos con los alimentos.
Los resultados son determinantes: no hay evidencia de mayor colesterol plasmático (en sangre) en gente adulta sana por mayor consumo del huevo.
Al citar algunos de estos estudios y sus conclusiones se advierte que: • "El consumo moderado de huevos no debería restringirse en la población sana" (Journal of Internal Medicine, 1994; 235: 249-251) Trabajo científico proveniente de Dinamarca. • "El riesgo de enfermedad cardiovascular y aterogénesis debería probablemente concentrarse en una reducción de la grasa total y no específicamente del colesterol." (American Journal of Clinical Nutrition, 1992; 55: 400-410). Realizado por científicos de Sudáfrica. • "Tanto en varones como en mujeres jóvenes y sanos, la incorporación de dos huevos diarios en una alimentación baja en grasas, no altera el perfil lipídico postprandial." (Ateroesclerosis, Thrombosis, 1994; 576-586, y 1995; 15: 169-178) Dos trabajos realizados en Columbia, EUA.
Uno de los últimos grandes estudios que se publicaron tiene fecha del 21-04-99, en la prestigiosa revista médica JAMA (Journal of the American Medical Association) donde se explica que: "La reducción del consumo de huevo ha sido ampliamente recomendada para disminuir los niveles de colesterol sanguíneo y prevenir la enfermedad cardiovascular, pero con este estudio realizado sobre 117.000 hombres y mujeres llevado a cabo por más de 10 años, no se hallaron evidencias significativas de una asociación total entre el consumo de huevo y el riesgo de enfermedad cardiovascular o accidente cerebrovascular ni en hombres ni en mujeres" (JAMA, 1999; 281: 1387-1394).
Conclusiones
Los artículos científicos citados se suman a otros trabajos de diversas partes del mundo que concluyen que el huevo no es el culpable directo del aumento del colesterol sanguíneo, ya que interviene una serie de factores entre los que se cuentan la capacidad de respuesta al consumo, el tipo de vida que lleva la persona (si es sedentaria, bebe demasiado alcohol, fuma, etc.), si realiza controles médicos periódicos, y cómo es su dieta en total.
La dieta no puede basarse en la restricción del huevo si la persona es sana, y aún si fuera hipercolesterolémica, esta no debe ser la única directiva a tomar, sino que se deben dar recomendaciones de una dieta equilibrada, con mayor aporte de frutas y hortalizas, más fibra, menos grasas saturadas y menos azúcares concentrados. Realizar ejercicio físico (el que cada persona pueda y recomendado por el médico) y desterrar malos hábitos. Estos son elementos imprescindibles para acompañar toda dieta.
Por lo tanto, es importante comprender que cada persona tiene una respuesta individual en la cual intervienen numerosos factores a la hora de responder con un aumento o no del colesterol, y no es el huevo el responsable de todos los mecanismos individuales que se llevan a cabo para desarrollar una patología. Cabe estudiar, entonces, todos los hábitos y costumbres de las personas, y no culpar a un solo alimento de producir un daño al organismo.