La piel constituye un órgano vital muy extenso que con sus múltiples funciones contribuye a asegurar al cuerpo humano protección, salud y vida en general. Su importancia no solo radica en su función protectora, sino en un conjunto de procesos fisiológicos muy complejos.
Muchas enfermedades sistémicas se manifiestan a través de la piel y es bien conocida la relación de trastornos psicológicos con las distintas patologías de la piel (dermatosis).
Fisiológicamente este órgano se encarga de múltiples funciones vitales para el cuerpo humano como son:
• Regular la temperatura corporal.
• Almacenar agua y grasa.
• Es un órgano sensorial.
• Evita la pérdida de agua.
• Previene la entrada de bacterias.
A simple vista la superficie cutánea ofrece peculiaridades y características diferentes en cada región anatómica haciendo de ella un conjunto armónico y muy bien adaptado a sus funciones.
Si examinamos detenidamente cada cm2 de la piel humana, encontraremos muchas variaciones y características bien marcadas. La edad, el sexo, la raza, y el clima son algunos de los factores que modifican el aspecto y constitución de la piel.
El espesor de la piel no es uniforme, varía según la región y la especie considerada. De modo general, es más gruesa en las regiones dorsales (espalda) que en las ventrales, mayor en la cara lateral de los miembros que en la medial y más en el extremo distal que en el proximal.
Es más espesa en la superficie de extensión de una articulación que en la de flexión. En las uniones mucocutáneas (labios, párpados, ano, etc.) es muy fina. Es más delgada en las zonas recubiertas de pelo que en las áreas desnudas y sometidas a rozamientos.
En las zonas expuestas a presiones y fricciones constantes, el grosor de la piel aumenta (callosidades) y pueden desarrollarse en el espesor del tejido subcutáneo bolsas sinoviales.
Estas bolsas son de tamaño variable, pero se hallan preferentemente en relación con eminencias óseas.
Anatómicamente podemos dividir el espesor de la piel en tres grandes capas: Epidermis, Dermis e Hipodermis (tejido celular subcutáneo).
Muchas enfermedades sistémicas se manifiestan a través de la piel y es bien conocida la relación de trastornos psicológicos con las distintas patologías de la piel (dermatosis).
Fisiológicamente este órgano se encarga de múltiples funciones vitales para el cuerpo humano como son:
• Regular la temperatura corporal.
• Almacenar agua y grasa.
• Es un órgano sensorial.
• Evita la pérdida de agua.
• Previene la entrada de bacterias.
A simple vista la superficie cutánea ofrece peculiaridades y características diferentes en cada región anatómica haciendo de ella un conjunto armónico y muy bien adaptado a sus funciones.
Si examinamos detenidamente cada cm2 de la piel humana, encontraremos muchas variaciones y características bien marcadas. La edad, el sexo, la raza, y el clima son algunos de los factores que modifican el aspecto y constitución de la piel.
El espesor de la piel no es uniforme, varía según la región y la especie considerada. De modo general, es más gruesa en las regiones dorsales (espalda) que en las ventrales, mayor en la cara lateral de los miembros que en la medial y más en el extremo distal que en el proximal.
Es más espesa en la superficie de extensión de una articulación que en la de flexión. En las uniones mucocutáneas (labios, párpados, ano, etc.) es muy fina. Es más delgada en las zonas recubiertas de pelo que en las áreas desnudas y sometidas a rozamientos.
En las zonas expuestas a presiones y fricciones constantes, el grosor de la piel aumenta (callosidades) y pueden desarrollarse en el espesor del tejido subcutáneo bolsas sinoviales.
Estas bolsas son de tamaño variable, pero se hallan preferentemente en relación con eminencias óseas.
Anatómicamente podemos dividir el espesor de la piel en tres grandes capas: Epidermis, Dermis e Hipodermis (tejido celular subcutáneo).
Epidermis. Es la capa más externa de la piel. Está formada por tejido epitelial plano estrati-ficado queratinizado. Las células se denominan como queratinocitos.
La epidermis está constituida por diversos estratos de células epiteliales. Pero como el espesor de la epidermis no es constante, a veces no se observan todos, o porque resultan imprecisos o porque no se han formado.
La epidermis presenta dos zonas bien diferenciadas: capa profunda y capa superficial.
Dermis. Es la capa media de la piel y está compuesta por las siguientes estructuras:
• Vasos sanguíneos.
• Vasos linfáticos.
• Folículos pilosos.
• Glándulas sudoríparas.
• Fibras de colágeno.
• Fibroblastos.
• Nervios.
La dermis mantiene su integridad estructural mediante las proteínas colágeno y elastina principalmente, elaboradas por los fibroblastos. Además es en esta capa de la piel donde se encuentran los receptores nerviosos del dolor y del tacto.
La dermis también contiene las glándulas
sebáceas. Estas glándulas, que rodean y se vacían en los folículos pilosos y poros, producen un aceite denominado sebo que lubrica la piel y el cabello. Las glándulas sebáceas se encuentran mayormente en la piel del rostro, la parte superior de la espalda, en los hombros y el pecho.
La mayor parte del tiempo, las glándulas sebáceas producen la cantidad adecuada de sebo. A medida que el cuerpo de la persona comienza a madurar y a desarrollarse durante la adolescencia, las hormonas estimulan las glándulas sebáceas para que produzcan más sebo. Esto produce acné cuando los poros se tapan por exceso de sebo y demasiadas células muertas. Más adelante en la vida, estas glándulas producen menos sebo, lo que contribuye a la sequedad de la piel.
Hipodermis. La capa subcutánea es la capa más profunda de la piel. Está compuesta por una red de células de colágeno y grasa, que ayuda a conservar el calor corporal y protege el cuerpo contra lesiones puesto que amortigua los impactos. El tejido subcutáneo es predominantemente de tejido conectivo laxo areolar.
Pero hay riendas de tejido conectivo denso, constituida por haces dispersos y no gruesos de fibras colágenas y elásticas. Posiblemente procedan de la cara inferior de la dermis. Estas fijan la hipodermis a las fascias de músculos o al periostio de huesos subyacentes.
En la hipodermis existen dos tipos de glándulas productoras de sudor. Las glándulas ecrinas están presentes en todo el cuerpo, aunque predominan en la frente, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Al producir sudor, estas glándulas ayudan a regular la temperatura corporal y los productos de desecho se excretan a través de ellas.
El otro tipo de glándulas productoras de sudor, las glándulas apocrinas, se desarrollan en la pubertad y se concentran en las axilas y la región púbica. El sudor de las glándulas apocrinas es más espeso que el producido por las glándulas ecrinas. Si bien este sudor es inodoro, cuando se mezcla con las bacterias en la superficie de la piel puede causar olor corporal. Un adulto sano, normal, secreta medio litro, aproximadamente de sudor diariamente, aunque la cantidad podría aumentar por la actividad física, fiebre o temperatura ambiental alta.
Higiene y cuidado del sistema
Algunas de las observaciones básicas en el cuidado de la piel se apuntan a continuación:
El exceso de jabón en el cuerpo, y el refregarse con fuerza, no es una buena costumbre porque elimina el manto graso de la piel: factor defensivo contra una serie de hongos y bacterias. Deben evitarlo, sobre todo, las personas que sufren de dermatitis seborreica.
• Evite usar jabones germicidas que lo único que consiguen es barrer nuestras defensas naturales.
• Para las pieles secas se sugiere el uso de humectantes que dan confort y previenen el envejecimiento precoz. Se sugiere elegir uno con un adecuado pH para su piel o aquéllos que contengan lactactos de amonio para darle mayor humedad.
• En cuanto a las pieles grasosas, no hay necesidad de exagerar en el uso de cremas humectantes.
• A las personas de piel muy blanca se recomienda usar un bloqueador 15 todo el año
(no grasoso).
• Recuerde que durante el verano aumenta la necesidad del bloqueador y así como un mayor número de protección, siempre de acuerdo al tipo de piel.
• Utilice un champú acorde con las características de su cabello. Y recuerde que es falso que el cabello se cae cuando se lava todos los días.
• Las personas con piel muy sensible deben evitar el uso de cremas, desodorantes, cosméticos o cualquier tipo de producto que contenga fragancias porque pueden provocar irritación.
Un buen aliado de la piel son las vitaminas antioxidantes (A, C y betacaroteno). Además de mantener la lozanía de la piel, aumentan la resistencia a ciertos variantes de cáncer originados por la luz ultravioleta.
• Los productos hipoalergénicos, frecuentes en cosméticos y lociones, reducen la capacidad de inflamación a ciertos componentes alérgicos. Pueden ayudarle si usted es alérgica, pero no funcionan en todos los casos.