jueves, 22 de mayo de 2008

SISTEMA REPRODUCTOR

El proceso de reproducción puede ser de 2 clases: asexual y sexual. En el asexual un solo organismo produce descendencia por mitosis repetidas de células que se llevan a cabo en alguna parte de su cuerpo. Por tanto, la descendencia es genéticamente idéntica al progenitor; no hay producción de células sexuales y por lo tanto no es necesario la participación de la pareja. Por ejemplo: bipartición en bacterias; gemación en esponjas y regeneración en estrellas de mar.
En el sexual es necesario la participación de la pareja ya que cada uno aporta su célula sexual correspondiente que lleva la mitad de la información genética, para que al unirse las dos células (fecundación) den origen al nuevo ser con características de los dos participantes, presentándose variedad y lo más importante evolución.
Los aparatos reproductores masculino y femenino de los mamíferos se encuentran separados. Los mamíferos presentan solamente reproducción sexual, uniendo los espermatozoides con los óvulos en un proceso de fecundación interna. Las características sexuales del hombre y de la mujer; se clasifican en primarias y secundarias.
Características sexuales primarias: Las gónadas (órganos que producen los gametos o células sexuales) y los órganos sexuales accesorios (conductos y glándulas que llevan los gametos hacia el exterior del cuerpo) constituyen las características primarias.
Características sexuales secundarias. Incluyen a todas las demás características que diferencian al hombre de la mujer como las diferencias en la laringe que propician cambios de voz, el crecimiento y distribución del pelo, las diferencias estructurales en el esqueleto, la distribución de la grasa subcutánea y que haya o no desarrollo de las glándulas mamarias.
En gran parte, el funcionamiento adecuado de las características primarias y la conservación de las características secundarias depende en forma directa de las hormonas que se producen en las gónadas.

Sistema Reproductor Masculino. En el cuerpo del hombre, las características primarias incluyen las gónadas, llamadas testículos, y un sistema de órganos sexuales accesorios que consisten principalmente en una serie compleja de conductos, tres conjuntos de glándulas llamadas próstata, glándulas bulbo uretrales o de Cowper y vesículas seminales, finalmente el pene.
Estas estructuras en conjunto contribuyen a la formación y transporte del líquido seminal. Así, los espermatozoides producidos en los testículos, y el líquido seminal secretado por los conductos y glándulas, se mezclan para formar el semen.
Los testículos son órganos tanto citógenos o productores de células nuevas, como glándulas endocrinas, ya que elaboran y secretan hormonas sexuales. El líquido seminal que se mezcla con los espermatozoides antes de la eyaculación tiene gran importancia y variedad de funciones; principalmente sirve como medio de transporte para los espermatozoides, pero además sirve para lubricar los conductos a través de los cuales pasan los espermatozoides, ayuda a protegerlos de los efectos nocivos de la acidez del tracto genital femenino, y contiene sustancias nutritivas para ellos.

Los testículos son órganos ovoides alojados y suspendidos en una bolsa de piel denominada escroto. Cada testículo está compuesto por una serie de compartimientos, y cada compartimiento contiene varios tubos microscópicos estrechamente enrollados que reciben el nombre de túbulos seminíferos contorneados. Los espacios que existen entre estos túbulos están ocupados por las células intersticiales también llamadas células de Leydig, que sintetizan la principal hormona masculina, la testosterona. Dentro de los túbulos seminíferos se producen los espermatozoides. Hacia el final de cada compartimiento, los túbulos se unen en otra serie de túbulos rectos que se vacían, desde todos los compartimientos, en una red intrincada e irregular de conductos que se denomina red testicular. De la red testicular se originan de 8 a 15 conductillos deferentes que pasan hacia el epidídimo. Este conducto es sumamente contorneado, y forma una estructura en estrecho contacto con la superficie del testículo. La parte final del epidídimo (cola) gira sobre sí misma exactamente y se transforma en un tubo de mayor calibre, ahora denominado conducto deferente. Finalmente el conducto deferente se une con la uretra que es el tubo que conecta a la vejiga con el exterior del cuerpo. Los espermatozoides tienen que viajar desde los túbulos seminíferos por esta serie de conductos antes de salir del organismo mediante el proceso de la eyaculación.Los túbulos seminíferos presentan dos tipos de células, las células de Sertoli (de mayor tamaño) y las espermatogonias, de las cuales finalmente se formarán los espermatozoides.
Cada vez que una espermatogonia se divide, puede tomar uno de dos caminos: primeramente, puede sufrir mitosis, la cual garantiza que el hombre tenga una dotación constante de espermatogonias nuevas a lo largo de su vida. En segundo lugar, también puede sufrir espermatogénesis o meiosis masculina, esto es, la producción de espermatozoides.
El proceso finaliza con la diferenciación celular (maduración) hasta formar un espermatozoide completo.



SISTEMA REPRODUCTOR FEMENINO.
Las características sexuales de la mujer, como ya se mencionó, también se distinguen como primarias y secundarias. Las características sexuales secundarias, caracterizan a una mujer en su exterior. Desde luego se hallan bajo el influjo constante de las hormonas sexuales femeninas.
El sistema reproductor femenino está formado por ovarios; oviductos o trompas de Falopio, útero y vagina, que en general se mencionan como genitales u órganos reproductores internos además están los genitales externos.
a) Los órganos sexuales o genitales externos femeninos, conocidos colectivamente como vulva, comprenden pliegues en forma de labios. Los labios menores, que rodean las aberturas vaginal y uretral (meato urinario). En posición más externa que los labios menores se encuentran los labios mayores, más gruesos y cubiertos de vello a partir de la pubertad. En sentido antero- superior los labios menores se fusionan para formar el prepucio del clítoris, una estructura eréctil y análoga al pene masculino, sitio de extrema sensibilidad debido a la presencia de numerosas terminaciones sensoriales nerviosas.
Como el pene, el clítoris contiene tejidos eréctiles que se hinchan al llenarse de sangre durante la excitación sexual.
El monte de Venus es la prominencia de tejido adiposo que se halla justo arriba del clítoris por delante y abajo del hueso del pubis. En la pubertad se cubre de vello generalmente grueso.
Iniciando la entrada en la cavidad vaginal (introito) encontramos el himen, que es un tejido o membrana con pequeñas perforaciones en el centro. Acerca del himen se han desarrollado mitos y muchos tabúes sexuales; entre otras cosas, se le ha considerado como símbolo de virginidad, pero lo cierto es que algunas veces se rompe en la infancia durante actividades físicas no sexuales y en ocasiones no existe en absoluto.

b) Ovario: Este órgano es productor de gametos y de hormonas sexuales. La mujer presenta dos ovarios alojados en la cavidad de la pelvis; cada uno mide aproximadamente 4 cm de largo, 2 cm de ancho y 1 cm de grosor y pesa aproximadamente 8 g. Cada ovario se encuentra a un lado del útero, y se une a éste por un cordón redondo que se llama ligamento útero- ovárico.
Podemos distinguir tres zonas distintas en el ovario, si bien no hay límites precisos entre ellas. La capa externa o corteza es una capa sencilla de epitelio cuboide. Bajo ésta se encuentra el estroma, formado por células fusiformes bastante compactas. El estroma ovárico contiene a los folículos primordiales o folículos ováricos por millares, cada uno de los cuales contienen una célula precursora del óvulo u oocito, también conocidos como ovocitos primarios. Estos son originados a su vez por las células madre conocidas como ovogonias quienes inician el proceso de la ovogénesis o meiosis femenina. No se forman nuevas ovogonias después del tercer mes de gestación ni durante el resto de la vida.
Aun durante la etapa fetal, todos los ovocitos primarios inician la meiosis pero luego la interrumpen durante la profase de la meiosis I. En el momento del nacimiento, los ovarios contienen unos dos millones de ovocitos primarios; muchos de ellos mueren cada día, hasta que en la pubertad sólo se conservan alrededor de 400 mil. Como sólo algunos ovocitos complementan la meiosis cada mes de la vida reproductiva de la mujer (desde la pubertad hasta la menopausia) para llegar a convertirse en ovocitos, que a su vez se convertirán en óvulos sólo en el momento de la fecundación, apenas alrededor de unos 400 de ellos son capaces de ser fecundados. Alrededor de cada ovocito se encuentra una capa de células mucho más pequeñas que nutren a las que están en desarrollo (maduración) y secretan hormonas sexuales femeninas.
En conjunto, el ovocito y éstas células accesorias conforman el folículo. Con el inicio de la pubertad se establece un patrón en el cual unos pocos folículos se desarrollan cada mes en respuesta a la FSH (hormona folículo estimulante) secretada por el lóbulo anterior de la hipófisis. Al crecer el folículo, el ovocito primario completa su primera división meiótica. Las dos células producidas son distintas en tamaño; la menor, denominada primer cuerpo polar, puede dividirse después, formando dos cuerpos polares, pero estos finalmente se desintegran. La célula más grande, el ovocito secundario, pasa a la segunda división meiótica pero se detiene en la metafase hasta que es fecundada. Cuando la meiosis continúa, la segunda división meiótica da origen a un solo ovocito y un segundo cuerpo polar. Los cuerpos polares son pequeños y al parecer tienen la función de eliminar los cromosomas innecesarios con una cantidad mínima de citoplasma. La secuencia es:

ovogonio (diploide) ------> ovocito primario (diploide) ------->
ovocito secundario + 1 cuerpo polar (ambos haploides) ------->
ovocito maduro + 1 segundo cuerpo polar (ambos haploides).

En el hombre, cada espermatocito primario dará origen a cuatro espermatozoides (haploides), mientras que en la mujer, cada ovocito primario generará un solo ovocito maduro.
Cuando un ovocito se desarrolla, queda separado de sus células foliculares circundantes por una membrana gruesa denominada zona pelúcida. Al desarrollarse el folículo sus células secretan un líquido que se acumula en el espacio existente entre ellas. También secretan estrógenos, hormonas sexuales femeninas. A medida que el folículo se desarrolla y madura, se acerca a la superficie del ovario, hasta llegar a perecer una protuberancia llena de líquido en la superficie ovárica. Por lo general solo un folículo madura completamente cada mes o cada ciclo, varios otros pueden desarrollarse por una semana, y después se deterioran o sufren atresia folicular.
En la ovulación el ovocito secundario es expulsado a través de la pared del ovario hasta la cavidad pélvica, pero es atrapado por el oviducto mediante la fimbria o infundíbulo, iniciando su camino hasta el útero. La parte del folículo que queda en el ovario se transforma en el cuerpo amarillo o cuerpo lúteo, que es una pequeña glándula endocrina temporal, productora de estrógenos y sobre todo progesterona.

c) Oviducto. Las trompas de Falopio u oviductos son estructuras tubulares y pares, cuya función es transportar los óvulos desde los ovarios hasta el útero. El extremo de cada oviducto se abre en la cavidad pélvica. Si bien este extremo abierto, o infundíbulo, se encuentra cerca del ovario, no se une a él. Esto implica que el ovocito maduro y liberado (ovulación), debe encontrar el camino correcto desde el ovario hasta el infundíbulo. Una vez en el oviducto será conducido hasta el útero. Cuando ocurre la fertilización, suele suceder en el tercio cercano al ovario.
d) Útero. Este órgano comúnmente llamado matriz, tiene forma de pera y es de aproximadamente del tamaño de la mano empuñada de una mujer; ocupa una posición central en la cavidad pélvica. Tiene gruesas paredes de músculo liso y consta de una porción superior ancha denominada cuerpo o fondo uterino, y una porción inferior estrecha, el cuello o cervix. La cavidad uterina al interior, localizada en el interior, se estrecha al pasar por el cervix y forma el conducto cervical, que desemboca en el fondo de la vagina. La pared uterina esta formada por tres capas: perimetrio, miometrio (muscular), y el endometrio.
El endometrio, o sea la capa mas interna, reviste la cavidad uterina y está constituido parcialmente por células epiteliales cilíndricas y numerosas glándulas tubulares que desembocan en la cavidad. Durante la vida reproductiva de la mujer, el endometrio pasa por diferentes etapas y cambios cíclicos, que en lo fundamental son una preparación para un posible embarazo. Cada ciclo por el que pasa el endometrio tiene estrecha relación con la maduración del folículo ovárico, la ovulación, y la formación del cuerpo amarillo. Estos cambios se producen por hipertrofia, es decir, crecimiento de los varios elementos que componen la estructura endometrial. Si el óvulo liberado es fertilizado, prosigue este crecimiento, pero si no ocurre la fertilización, una parte del endometrio se desintegra. Los restos tisulares y sangre que se producen constituyen el líquido menstrual que se desprende de la cavidad uterina al exterior en un proceso que se conoce como menstruación.
e) Vagina. La porción inferior del útero, el cervix, entra un poco en el fondo de la vagina. La vagina es un órgano muscular elástico que se extiende desde el útero hasta el exterior del cuerpo. Funciona como receptáculo de los espermatozoides durante el coito (penetración de la vagina por el pene), y como parte del conducto por el cual el neonato abandona el útero materno durante el nacimiento (canal del parto).
f) Ciclo sexual. El aparato reproductor femenino está sometido a un complejo ciclo sexual, en el cual las interacciones hormonales entre el hipotálamo, la hipófisis y los ovarios coordinan el proceso de la ovulación y la preparación de la cavidad uterina para recibir y nutrir al óvulo fecundado. En síntesis, el ciclo sexual se manifiesta tanto en el ovario como en el útero siempre bajo la influencia de determinadas hormonas.
Las hormonas liberadas por el lóbulo anterior de la hipófisis están controladas por células neurosecretoras que se localizan en el hipotálamo.
Algunas de éstas células producen la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), la cual estimula a las células endocrinas de la hipófisis anterior para liberar FSH y LH. La clave para entender el ciclo sexual es que éstas células neurosecretoras liberan espontáneamente GnRH en todo momento, a menos que se inhiba por retroalimentación negativa por diferentes hormonas, en especial la progesterona.
La FSH y LH llegan a través de la circulación sanguínea hasta el ovario para estimular la maduración de los folículos. Las células foliculares que rodean al ovocito en desarrollo, son estimuladas a secretar estrógenos. Bajo la influencia ahora de FSH, LH y estrógenos, los folículos crecen durante las siguientes dos semanas. Al mismo tiempo crece el ovocito primario dentro de cada folículo, almacenando tanto nutrientes, como sustancias reguladoras, principalmente proteínas y ARN mensajeros que serán requeridas por el óvulo fecundado durante el desarrollo temprano. Por razones que no son del todo comprendidas, solo un folículo (o en raras ocasiones, dos) llega a completar su desarrollo cada mes aproximadamente.
Conforme al folículo en desarrollo crece, produce cantidades cada vez mayores de estrógenos. Los estrógenos tienen tres efectos principales sobre el sistema reproductor femenino:
· Primero, promueven el desarrollo continuo del folículo mismo y del ovocito primario que contiene.
· Segundo, estimulan el crecimiento del endometrio en el útero.
· Tercero, estimulan al hipotálamo e hipófisis para elevar al máximo la liberación de FSH y LH hacia el duodécimo día del ciclo.
Las consecuencias del pico en la concentración de FSH, aún se encuentran en estudio; sin embargo, la LH provoca tres consecuencias importantes:
· Dispara la culminación de la meiosis I en el ovocito, de lo que resulta la formación del ovocito secundario y del primer cuerpo polar.
· Produce el crecimiento final del folículo que culmina en la ovulación.
· Transforma los restos del folículo que permanece en el ovario en el cuerpo lúteo.
El cuerpo lúteo secreta estrógenos y progesterona. La combinación de ambas hormonas inhibe por retroalimentación negativa al hipotálamo e hipófisis para desactivar la liberación de FSH y LH e impide así el desarrollo de más folículos. Sin embargo, los niveles de estrógenos y la progesterona en la sangre alcanzados en esta etapa del ciclo (después del 14° día), estimulan el crecimiento del endometrio y finalmente ocasionan su engrosamiento aproximado de 5 mm. Debe observarse que los efectos de los estrógenos y la progesterona son diferentes, dependiendo del órgano sobre el que actúen. El cuerpo lúteo sobrevive solo una semana después de la ovulación, y si no hay embarazo las concentraciones de estrógenos y progesterona decaen totalmente. Privado de la estimulación estrogénica y progestacional, el endometrio del útero (en su capa funcional) también muere, y su sangre y tejido son desprendidos de la capa basal del endometrio y forman el flujo característico del sangrado menstrual que se elimina en los últimos 3 ó 4 días del ciclo sexual total. De manera simultanea, la concentración disminuida de progesterona ya no inhibe más al hipotálamo ni a la hipófisis y vuelve la liberación espontánea de GnRH, con lo que se inicia un nuevo ciclo mensual. Este proceso se repetirá invariablemente a menos que se presente un embarazo.
g) Glándulas mamarias. Producen y secretan leche para nutrir al lactante. Todos los animales que llamamos mamíferos se caracterizan por contar con éstas glándulas. Sin embargo la estructura de la glándula mamaria no es uniforme en todos los mamíferos.
En la mujer, cada glándula se compone de unos 15 a 20 lóbulos en disposición radial alrededor del pezón, y cada una se encuentra en la superficie exterior de los músculos. Un conducto excretor de cada lóbulo se abre en la punta del pezón. Alrededor de cada pezón se extiende una zona circular y de pigmentación obscura que se llama areola. La areola contiene numerosas y grandes glándulas sebáceas que secretan una sustancia que protege y lubrica el pezón durante el amamantamiento.
El aumento de tamaño de las mamas durante la pubertad se debe en gran medida a la formación del sistema de conductos en los lóbulos y al depósito de grasa. Sin embargo, durante el embarazo el aumento de tamaño de las mamas se debe al crecimiento de pequeñas estructuras semejantes a yemas en los conductos, que forman sacos que se llaman alvéolos, cuya función será la de producir y almacenar la leche.
El tamaño de las mamas de la mujer tiene poca relación con la cantidad real de tejido glandular mamario. Las diferencias del tamaño en estas glándulas entre las mujeres son notables, y están relacionadas sobre todo con la cantidad de grasa y tejido conectivo alrededor de las mismas, lo que se debe a múltiples factores que van desde los genéticos hasta los étnicos y raciales.