martes, 27 de mayo de 2008

Reanimación Cardio Pulmonar (RCP),

La reanimación cardiopulmonar (RCP), o reanimación cardiorrespiratoria (RCR), o en inglés Cardio-pulmonary resuscitation -Resucitación Cardio Pulmonar- (CPR), es un conjunto de maniobras destinadas a asegurar la oxigenación de los órganos cuando la circulación de la sangre de una persona se detiene (paro cardiocirculatorio).
De hecho, cuando la circulación se detiene, a los órganos, entre ellos el cerebro y el corazón, no les llega el oxígeno y dejan de funcionar y las lesiones cerebrales aparecen después del tercer minuto; las posibilidades de supervivencia son casi nulas después de ocho minutos de parada circulatoria. El hecho de oxigenar artificialmente la sangre y de hacerla circular permite evitar o retardar esta degradación, y dar una oportunidad de supervivencia.

RCP en Adultos

Paso 1.
Verifique el Área Antes de Actual y diga ÁREA SEGURA.
La RCP nunca se debe realizar en una persona que esté consciente o respirando.
Para determinar si la persona está consciente se le pregunta con voz fuerte si "¿está bien?" y se le sacude firmemente.
(No se debe mover a la víctima si hay evidencia de una lesión seria como huesos rotos o sangrado, aunque realmente es mas importante verificar que la persona pueda respirar)
Si no se obtiene respuesta, se coloca a la víctima boca arriba y se libera la vía respiratoria colocando la palma de la mano en la frente de la víctima.
Se empuja la frente hacia atrás (hiperextensión del cuello).
Se utiliza la otra mano (la cual debe estar ubicada al lado de la mandíbula) para levantar la barbilla hacia adelante. Verificar que la Vía Respiratoria quede Abierta
Paso 2.
En caso de sospecharse que la víctima tiene una lesión en el cuello,
No se le debe inclinar la cabeza, sino colocar las manos al lado de las mejillas y jalarle la cara con los dedos índices hacia la persona que realiza la maniobra.
Luego, se examina dentro de la boca y se limpia con los dedos cualquier desecho que se encuentre o retirar cualquier prótesis dental removible (placas dentales o puentes removibles).
Paso 3:
Después, se determina si la víctima respira observando primero si su pecho se mueve o acercando las mejillas a su boca para sentir el aire exhalado o si se escuchan ruidos.
Si no se encuentra ninguno de estos signos, se debe comenzar la respiración boca a boca .

Paso 4:
Se inclina la cabeza de la víctima hacia atrás, se obstruye el paso (salida) de aire por la nariz tapándola con los dedos
Se efectúa una inspiración profunda, se coloca la boca sobre la boca de la víctima y se exhala.
Este procedimiento se repite contando
4 segundos y se repite en el 5 segundo y a medida que se exhala el aire, se observa si el pecho de la víctima se eleva.
Paso 5:
Se verifica el pulso de la víctima colocando los dos primeros dedos en su cuello, justo al lado de la manzana de Adán.


Si la persona tiene pulso, pero aún no respira, se debe continuar con la respiración boca a boca
Se busca con la vista a alguien que pueda llamar a una ambulancia , sin dejar que la cabeza de la victima se baje, Se alza la otra mano y se dice: "Usted, señálelo y diga su seña particular Ejemplo: El de la camisa roja con lentes, ¡Llame inmediatamente a una Ambulancia y dígale que hay una victima que no respira pero tiene pulso, y REGRESE...! "
Se debe continuar con la respiración boca a boca hasta que llegue la ayuda médica o la víctima comience a respirar por su cuenta.
Este procedimiento se realiza de 12 a 15 veces mientras la persona que lo hace cuenta: mil uno, mil dos, mil tres , mil cuatro y da la respiración etc.
Paso 6:
Si aún no hay pulso, se deben iniciar las compresiones cardíacas. Se coloca el borde posterior de la palma de la mano sobre el pecho de la víctima donde se localiza la punta del esternón justo arriba de la V formada por las costillas.
Se coloca la otra mano encima de la mano que está sobre el pecho de la víctima con los dedos entrelazados, manteniendo los brazos extendidos y los codos cerrados.


Se empuja hacia abajo con ambas manos haciendo un movimiento de bombeo.
Si la víctima es una adulto, este procedimiento se realiza 15 veces mientras la persona que lo hace cuenta: mil uno, mil dos, mil tres etc.

Se efectúan dos insuflaciones, luego se realizan 15 compresiones cardíacas más y se repite este patrón.
Si la víctima es un niño, se usa el mismo procedimiento, pero sólo se realizan 5 compresiones seguidas de una insuflación, en lugar de las 15 compresiones y dos insuflaciones que se realizan en los adultos.
Después de 4 ciclos se verifica si hay respiración y pulso y se continúa con este patrón hasta que la ayuda médica llegue o la víctima comience a respirar por sí sola.
Nunca deje sola a la Victima

domingo, 25 de mayo de 2008

jueves, 22 de mayo de 2008

SISTEMA REPRODUCTOR

El proceso de reproducción puede ser de 2 clases: asexual y sexual. En el asexual un solo organismo produce descendencia por mitosis repetidas de células que se llevan a cabo en alguna parte de su cuerpo. Por tanto, la descendencia es genéticamente idéntica al progenitor; no hay producción de células sexuales y por lo tanto no es necesario la participación de la pareja. Por ejemplo: bipartición en bacterias; gemación en esponjas y regeneración en estrellas de mar.
En el sexual es necesario la participación de la pareja ya que cada uno aporta su célula sexual correspondiente que lleva la mitad de la información genética, para que al unirse las dos células (fecundación) den origen al nuevo ser con características de los dos participantes, presentándose variedad y lo más importante evolución.
Los aparatos reproductores masculino y femenino de los mamíferos se encuentran separados. Los mamíferos presentan solamente reproducción sexual, uniendo los espermatozoides con los óvulos en un proceso de fecundación interna. Las características sexuales del hombre y de la mujer; se clasifican en primarias y secundarias.
Características sexuales primarias: Las gónadas (órganos que producen los gametos o células sexuales) y los órganos sexuales accesorios (conductos y glándulas que llevan los gametos hacia el exterior del cuerpo) constituyen las características primarias.
Características sexuales secundarias. Incluyen a todas las demás características que diferencian al hombre de la mujer como las diferencias en la laringe que propician cambios de voz, el crecimiento y distribución del pelo, las diferencias estructurales en el esqueleto, la distribución de la grasa subcutánea y que haya o no desarrollo de las glándulas mamarias.
En gran parte, el funcionamiento adecuado de las características primarias y la conservación de las características secundarias depende en forma directa de las hormonas que se producen en las gónadas.

Sistema Reproductor Masculino. En el cuerpo del hombre, las características primarias incluyen las gónadas, llamadas testículos, y un sistema de órganos sexuales accesorios que consisten principalmente en una serie compleja de conductos, tres conjuntos de glándulas llamadas próstata, glándulas bulbo uretrales o de Cowper y vesículas seminales, finalmente el pene.
Estas estructuras en conjunto contribuyen a la formación y transporte del líquido seminal. Así, los espermatozoides producidos en los testículos, y el líquido seminal secretado por los conductos y glándulas, se mezclan para formar el semen.
Los testículos son órganos tanto citógenos o productores de células nuevas, como glándulas endocrinas, ya que elaboran y secretan hormonas sexuales. El líquido seminal que se mezcla con los espermatozoides antes de la eyaculación tiene gran importancia y variedad de funciones; principalmente sirve como medio de transporte para los espermatozoides, pero además sirve para lubricar los conductos a través de los cuales pasan los espermatozoides, ayuda a protegerlos de los efectos nocivos de la acidez del tracto genital femenino, y contiene sustancias nutritivas para ellos.

Los testículos son órganos ovoides alojados y suspendidos en una bolsa de piel denominada escroto. Cada testículo está compuesto por una serie de compartimientos, y cada compartimiento contiene varios tubos microscópicos estrechamente enrollados que reciben el nombre de túbulos seminíferos contorneados. Los espacios que existen entre estos túbulos están ocupados por las células intersticiales también llamadas células de Leydig, que sintetizan la principal hormona masculina, la testosterona. Dentro de los túbulos seminíferos se producen los espermatozoides. Hacia el final de cada compartimiento, los túbulos se unen en otra serie de túbulos rectos que se vacían, desde todos los compartimientos, en una red intrincada e irregular de conductos que se denomina red testicular. De la red testicular se originan de 8 a 15 conductillos deferentes que pasan hacia el epidídimo. Este conducto es sumamente contorneado, y forma una estructura en estrecho contacto con la superficie del testículo. La parte final del epidídimo (cola) gira sobre sí misma exactamente y se transforma en un tubo de mayor calibre, ahora denominado conducto deferente. Finalmente el conducto deferente se une con la uretra que es el tubo que conecta a la vejiga con el exterior del cuerpo. Los espermatozoides tienen que viajar desde los túbulos seminíferos por esta serie de conductos antes de salir del organismo mediante el proceso de la eyaculación.Los túbulos seminíferos presentan dos tipos de células, las células de Sertoli (de mayor tamaño) y las espermatogonias, de las cuales finalmente se formarán los espermatozoides.
Cada vez que una espermatogonia se divide, puede tomar uno de dos caminos: primeramente, puede sufrir mitosis, la cual garantiza que el hombre tenga una dotación constante de espermatogonias nuevas a lo largo de su vida. En segundo lugar, también puede sufrir espermatogénesis o meiosis masculina, esto es, la producción de espermatozoides.
El proceso finaliza con la diferenciación celular (maduración) hasta formar un espermatozoide completo.



SISTEMA REPRODUCTOR FEMENINO.
Las características sexuales de la mujer, como ya se mencionó, también se distinguen como primarias y secundarias. Las características sexuales secundarias, caracterizan a una mujer en su exterior. Desde luego se hallan bajo el influjo constante de las hormonas sexuales femeninas.
El sistema reproductor femenino está formado por ovarios; oviductos o trompas de Falopio, útero y vagina, que en general se mencionan como genitales u órganos reproductores internos además están los genitales externos.
a) Los órganos sexuales o genitales externos femeninos, conocidos colectivamente como vulva, comprenden pliegues en forma de labios. Los labios menores, que rodean las aberturas vaginal y uretral (meato urinario). En posición más externa que los labios menores se encuentran los labios mayores, más gruesos y cubiertos de vello a partir de la pubertad. En sentido antero- superior los labios menores se fusionan para formar el prepucio del clítoris, una estructura eréctil y análoga al pene masculino, sitio de extrema sensibilidad debido a la presencia de numerosas terminaciones sensoriales nerviosas.
Como el pene, el clítoris contiene tejidos eréctiles que se hinchan al llenarse de sangre durante la excitación sexual.
El monte de Venus es la prominencia de tejido adiposo que se halla justo arriba del clítoris por delante y abajo del hueso del pubis. En la pubertad se cubre de vello generalmente grueso.
Iniciando la entrada en la cavidad vaginal (introito) encontramos el himen, que es un tejido o membrana con pequeñas perforaciones en el centro. Acerca del himen se han desarrollado mitos y muchos tabúes sexuales; entre otras cosas, se le ha considerado como símbolo de virginidad, pero lo cierto es que algunas veces se rompe en la infancia durante actividades físicas no sexuales y en ocasiones no existe en absoluto.

b) Ovario: Este órgano es productor de gametos y de hormonas sexuales. La mujer presenta dos ovarios alojados en la cavidad de la pelvis; cada uno mide aproximadamente 4 cm de largo, 2 cm de ancho y 1 cm de grosor y pesa aproximadamente 8 g. Cada ovario se encuentra a un lado del útero, y se une a éste por un cordón redondo que se llama ligamento útero- ovárico.
Podemos distinguir tres zonas distintas en el ovario, si bien no hay límites precisos entre ellas. La capa externa o corteza es una capa sencilla de epitelio cuboide. Bajo ésta se encuentra el estroma, formado por células fusiformes bastante compactas. El estroma ovárico contiene a los folículos primordiales o folículos ováricos por millares, cada uno de los cuales contienen una célula precursora del óvulo u oocito, también conocidos como ovocitos primarios. Estos son originados a su vez por las células madre conocidas como ovogonias quienes inician el proceso de la ovogénesis o meiosis femenina. No se forman nuevas ovogonias después del tercer mes de gestación ni durante el resto de la vida.
Aun durante la etapa fetal, todos los ovocitos primarios inician la meiosis pero luego la interrumpen durante la profase de la meiosis I. En el momento del nacimiento, los ovarios contienen unos dos millones de ovocitos primarios; muchos de ellos mueren cada día, hasta que en la pubertad sólo se conservan alrededor de 400 mil. Como sólo algunos ovocitos complementan la meiosis cada mes de la vida reproductiva de la mujer (desde la pubertad hasta la menopausia) para llegar a convertirse en ovocitos, que a su vez se convertirán en óvulos sólo en el momento de la fecundación, apenas alrededor de unos 400 de ellos son capaces de ser fecundados. Alrededor de cada ovocito se encuentra una capa de células mucho más pequeñas que nutren a las que están en desarrollo (maduración) y secretan hormonas sexuales femeninas.
En conjunto, el ovocito y éstas células accesorias conforman el folículo. Con el inicio de la pubertad se establece un patrón en el cual unos pocos folículos se desarrollan cada mes en respuesta a la FSH (hormona folículo estimulante) secretada por el lóbulo anterior de la hipófisis. Al crecer el folículo, el ovocito primario completa su primera división meiótica. Las dos células producidas son distintas en tamaño; la menor, denominada primer cuerpo polar, puede dividirse después, formando dos cuerpos polares, pero estos finalmente se desintegran. La célula más grande, el ovocito secundario, pasa a la segunda división meiótica pero se detiene en la metafase hasta que es fecundada. Cuando la meiosis continúa, la segunda división meiótica da origen a un solo ovocito y un segundo cuerpo polar. Los cuerpos polares son pequeños y al parecer tienen la función de eliminar los cromosomas innecesarios con una cantidad mínima de citoplasma. La secuencia es:

ovogonio (diploide) ------> ovocito primario (diploide) ------->
ovocito secundario + 1 cuerpo polar (ambos haploides) ------->
ovocito maduro + 1 segundo cuerpo polar (ambos haploides).

En el hombre, cada espermatocito primario dará origen a cuatro espermatozoides (haploides), mientras que en la mujer, cada ovocito primario generará un solo ovocito maduro.
Cuando un ovocito se desarrolla, queda separado de sus células foliculares circundantes por una membrana gruesa denominada zona pelúcida. Al desarrollarse el folículo sus células secretan un líquido que se acumula en el espacio existente entre ellas. También secretan estrógenos, hormonas sexuales femeninas. A medida que el folículo se desarrolla y madura, se acerca a la superficie del ovario, hasta llegar a perecer una protuberancia llena de líquido en la superficie ovárica. Por lo general solo un folículo madura completamente cada mes o cada ciclo, varios otros pueden desarrollarse por una semana, y después se deterioran o sufren atresia folicular.
En la ovulación el ovocito secundario es expulsado a través de la pared del ovario hasta la cavidad pélvica, pero es atrapado por el oviducto mediante la fimbria o infundíbulo, iniciando su camino hasta el útero. La parte del folículo que queda en el ovario se transforma en el cuerpo amarillo o cuerpo lúteo, que es una pequeña glándula endocrina temporal, productora de estrógenos y sobre todo progesterona.

c) Oviducto. Las trompas de Falopio u oviductos son estructuras tubulares y pares, cuya función es transportar los óvulos desde los ovarios hasta el útero. El extremo de cada oviducto se abre en la cavidad pélvica. Si bien este extremo abierto, o infundíbulo, se encuentra cerca del ovario, no se une a él. Esto implica que el ovocito maduro y liberado (ovulación), debe encontrar el camino correcto desde el ovario hasta el infundíbulo. Una vez en el oviducto será conducido hasta el útero. Cuando ocurre la fertilización, suele suceder en el tercio cercano al ovario.
d) Útero. Este órgano comúnmente llamado matriz, tiene forma de pera y es de aproximadamente del tamaño de la mano empuñada de una mujer; ocupa una posición central en la cavidad pélvica. Tiene gruesas paredes de músculo liso y consta de una porción superior ancha denominada cuerpo o fondo uterino, y una porción inferior estrecha, el cuello o cervix. La cavidad uterina al interior, localizada en el interior, se estrecha al pasar por el cervix y forma el conducto cervical, que desemboca en el fondo de la vagina. La pared uterina esta formada por tres capas: perimetrio, miometrio (muscular), y el endometrio.
El endometrio, o sea la capa mas interna, reviste la cavidad uterina y está constituido parcialmente por células epiteliales cilíndricas y numerosas glándulas tubulares que desembocan en la cavidad. Durante la vida reproductiva de la mujer, el endometrio pasa por diferentes etapas y cambios cíclicos, que en lo fundamental son una preparación para un posible embarazo. Cada ciclo por el que pasa el endometrio tiene estrecha relación con la maduración del folículo ovárico, la ovulación, y la formación del cuerpo amarillo. Estos cambios se producen por hipertrofia, es decir, crecimiento de los varios elementos que componen la estructura endometrial. Si el óvulo liberado es fertilizado, prosigue este crecimiento, pero si no ocurre la fertilización, una parte del endometrio se desintegra. Los restos tisulares y sangre que se producen constituyen el líquido menstrual que se desprende de la cavidad uterina al exterior en un proceso que se conoce como menstruación.
e) Vagina. La porción inferior del útero, el cervix, entra un poco en el fondo de la vagina. La vagina es un órgano muscular elástico que se extiende desde el útero hasta el exterior del cuerpo. Funciona como receptáculo de los espermatozoides durante el coito (penetración de la vagina por el pene), y como parte del conducto por el cual el neonato abandona el útero materno durante el nacimiento (canal del parto).
f) Ciclo sexual. El aparato reproductor femenino está sometido a un complejo ciclo sexual, en el cual las interacciones hormonales entre el hipotálamo, la hipófisis y los ovarios coordinan el proceso de la ovulación y la preparación de la cavidad uterina para recibir y nutrir al óvulo fecundado. En síntesis, el ciclo sexual se manifiesta tanto en el ovario como en el útero siempre bajo la influencia de determinadas hormonas.
Las hormonas liberadas por el lóbulo anterior de la hipófisis están controladas por células neurosecretoras que se localizan en el hipotálamo.
Algunas de éstas células producen la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), la cual estimula a las células endocrinas de la hipófisis anterior para liberar FSH y LH. La clave para entender el ciclo sexual es que éstas células neurosecretoras liberan espontáneamente GnRH en todo momento, a menos que se inhiba por retroalimentación negativa por diferentes hormonas, en especial la progesterona.
La FSH y LH llegan a través de la circulación sanguínea hasta el ovario para estimular la maduración de los folículos. Las células foliculares que rodean al ovocito en desarrollo, son estimuladas a secretar estrógenos. Bajo la influencia ahora de FSH, LH y estrógenos, los folículos crecen durante las siguientes dos semanas. Al mismo tiempo crece el ovocito primario dentro de cada folículo, almacenando tanto nutrientes, como sustancias reguladoras, principalmente proteínas y ARN mensajeros que serán requeridas por el óvulo fecundado durante el desarrollo temprano. Por razones que no son del todo comprendidas, solo un folículo (o en raras ocasiones, dos) llega a completar su desarrollo cada mes aproximadamente.
Conforme al folículo en desarrollo crece, produce cantidades cada vez mayores de estrógenos. Los estrógenos tienen tres efectos principales sobre el sistema reproductor femenino:
· Primero, promueven el desarrollo continuo del folículo mismo y del ovocito primario que contiene.
· Segundo, estimulan el crecimiento del endometrio en el útero.
· Tercero, estimulan al hipotálamo e hipófisis para elevar al máximo la liberación de FSH y LH hacia el duodécimo día del ciclo.
Las consecuencias del pico en la concentración de FSH, aún se encuentran en estudio; sin embargo, la LH provoca tres consecuencias importantes:
· Dispara la culminación de la meiosis I en el ovocito, de lo que resulta la formación del ovocito secundario y del primer cuerpo polar.
· Produce el crecimiento final del folículo que culmina en la ovulación.
· Transforma los restos del folículo que permanece en el ovario en el cuerpo lúteo.
El cuerpo lúteo secreta estrógenos y progesterona. La combinación de ambas hormonas inhibe por retroalimentación negativa al hipotálamo e hipófisis para desactivar la liberación de FSH y LH e impide así el desarrollo de más folículos. Sin embargo, los niveles de estrógenos y la progesterona en la sangre alcanzados en esta etapa del ciclo (después del 14° día), estimulan el crecimiento del endometrio y finalmente ocasionan su engrosamiento aproximado de 5 mm. Debe observarse que los efectos de los estrógenos y la progesterona son diferentes, dependiendo del órgano sobre el que actúen. El cuerpo lúteo sobrevive solo una semana después de la ovulación, y si no hay embarazo las concentraciones de estrógenos y progesterona decaen totalmente. Privado de la estimulación estrogénica y progestacional, el endometrio del útero (en su capa funcional) también muere, y su sangre y tejido son desprendidos de la capa basal del endometrio y forman el flujo característico del sangrado menstrual que se elimina en los últimos 3 ó 4 días del ciclo sexual total. De manera simultanea, la concentración disminuida de progesterona ya no inhibe más al hipotálamo ni a la hipófisis y vuelve la liberación espontánea de GnRH, con lo que se inicia un nuevo ciclo mensual. Este proceso se repetirá invariablemente a menos que se presente un embarazo.
g) Glándulas mamarias. Producen y secretan leche para nutrir al lactante. Todos los animales que llamamos mamíferos se caracterizan por contar con éstas glándulas. Sin embargo la estructura de la glándula mamaria no es uniforme en todos los mamíferos.
En la mujer, cada glándula se compone de unos 15 a 20 lóbulos en disposición radial alrededor del pezón, y cada una se encuentra en la superficie exterior de los músculos. Un conducto excretor de cada lóbulo se abre en la punta del pezón. Alrededor de cada pezón se extiende una zona circular y de pigmentación obscura que se llama areola. La areola contiene numerosas y grandes glándulas sebáceas que secretan una sustancia que protege y lubrica el pezón durante el amamantamiento.
El aumento de tamaño de las mamas durante la pubertad se debe en gran medida a la formación del sistema de conductos en los lóbulos y al depósito de grasa. Sin embargo, durante el embarazo el aumento de tamaño de las mamas se debe al crecimiento de pequeñas estructuras semejantes a yemas en los conductos, que forman sacos que se llaman alvéolos, cuya función será la de producir y almacenar la leche.
El tamaño de las mamas de la mujer tiene poca relación con la cantidad real de tejido glandular mamario. Las diferencias del tamaño en estas glándulas entre las mujeres son notables, y están relacionadas sobre todo con la cantidad de grasa y tejido conectivo alrededor de las mismas, lo que se debe a múltiples factores que van desde los genéticos hasta los étnicos y raciales.

martes, 13 de mayo de 2008

Sistema Endocrino

La Endocrinología es la especialidad médica que estudia las glándulas que producen las hormonas; es decir, las glándulas de secreción interna o glándulas endocrinas.

Los endocrinólogos estudian los efectos normales de las secreciones de estas glándulas, y los trastornos derivados del mal funcionamiento de las mismas. Las glándulas endocrinas más importantes son:
· la hipófisis y el hipotálamo
· la glándula tiroides
· las paratiroides
· el páncreas
· las suprarrenales
· los ovarios
· los testículos

El Sistema Endocrino es el conjunto de órganos y tejidos del organismo que liberan un tipo de sustancias llamado hormonas. Los órganos endocrinos también se denominan glándulas sin conducto o glándulas endocrinas, debido a que sus secreciones se liberan directamente en el torrente sanguíneo, mientras que las glándulas exocrinas liberan sus secreciones sobre la superficie interna o externa de los tejidos cutáneos, la mucosa del estómago o el revestimiento de los conductos pancreáticos. Las hormonas secretadas por las glándulas endocrinas regulan el crecimiento, desarrollo y las funciones de muchos tejidos, y coordinan los procesos metabólicos del organismo.
Los tejidos que producen hormonas se pueden clasificar en tres grupos: glándulas endocrinas, cuya función es la producción exclusiva de hormonas; glándulas endo-exocrinas, que producen también otro tipo de secreciones además de hormonas; y ciertos tejidos no glandulares, como el tejido nervioso del sistema nervioso autónomo, que produce sustancias parecidas a las hormonas.

La hipófisis, también llamada glándula pituitaria, está formada por tres lóbulos: el anterior, el intermedio, que en los primates sólo existe durante un corto periodo de la vida, y el posterior. Se localiza en la base del cerebro y se ha denominado la "glándula principal". Los lóbulos anterior y posterior de la hipófisis segregan hormonas diferentes.
El lóbulos anterior de la hipófisis libera varias hormonas que estimulan la función de otras glándulas endocrinas, por ejemplo, la adrenocorticotropina, hormona adrenocorticotropa o ACTH, que estimula la corteza suprarrenal; la hormona estimulante de la glándula tiroides o tirotropina (TSH) que controla el tiroides; la hormona estimulante de los folículos o foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH), que estimulan las glándulas sexuales; y la prolactina, que, al igual que otras hormonas especiales, influye en la producción de leche por las glándulas mamarias. La hipófisis anterior es fuente de producción de la hormona del crecimiento o somatotropina, que favorece el desarrollo de los tejidos del organismo, en particular la matriz ósea y el músculo, e influye sobre el metabolismo de los hidratos de carbono. La hipófisis anterior también secreta una hormona denominada estimuladora de los melanocitos, que estimula la síntesis de melanina en las células pigmentadas o melanocitos. En la década de 1970, los científicos observaron que la hipófisis anterior también producía sustancias llamadas endorfinas, que son péptidos que actúan sobre el sistema nervioso central y periférico para reducir la sensibilidad al dolor.

El hipotálamo, porción del cerebro de donde deriva la hipófisis, produce las hormonas "controladoras". Estas hormonas regulan procesos corporales tales como el metabolismo y controlan la liberación de hormonas de glándulas como la tiroides, las suprarrenales y las gónadas (testículos u ovarios). También secreta una hormona antidiurética (que controla la excreción de agua) denominada vasopresina, que circula y se almacena en el lóbulo posterior de la hipófisis. La vasopresina controla la cantidad de agua excretada por los riñones e incrementa la presión sanguínea. El lóbulo posterior de la hipófisis también almacena una hormona fabricada por el hipotálamo llamada oxitocina. Esta hormona estimula las contracciones musculares, en especial del útero, y la excreción de leche por las glándulas mamarias.
La secreción de tres de las hormonas de la hipófisis anterior está sujeta a control hipotalámico por los factores liberadores: la secreción de tirotropina está estimulada por el factor liberador de tirotropina (TRF), y la de hormona luteinizante, por la hormona liberadora de hormona luteinizante (LHRH). La dopamina elaborada por el hipotálamo suele inhibir la liberación de prolactina por la hipófisis anterior. Además, la liberación de la hormona de crecimiento se inhibe por la somatostatina, sintetizada también en el páncreas. Esto significa que el cerebro también funciona como una glándula.

Glándulas suprarrenales Las dos glándulas se localizan sobre los riñones.
Cada glándula suprarrenal está formada por una zona interna denominada médula y una zona externa que recibe el nombre de corteza. La médula suprarrenal produce adrenalina, llamada también epinefrina, y noradrenalina, que afecta a un gran número de funciones del organismo. Estas sustancias estimulan la actividad del corazón, aumentan la tensión arterial, y actúan sobre la contracción y dilatación de los vasos sanguíneos y la musculatura. La adrenalina eleva los niveles de glucosa en sangre (glucemia). Todas estas acciones ayudan al organismo a enfrentarse a situaciones de urgencia de forma más eficaz. La corteza suprarrenal elabora un grupo de hormonas denominadas glucocorticoides, que incluyen la corticosterona y el cortisol, y los mineralocorticoides, que incluyen la aldosterona y otras sustancias hormonales esenciales para el mantenimiento de la vida y la adaptación al estrés. Las secreciones suprarrenales regulan el equilibrio de agua y sal del organismo, influyen sobre la tensión arterial, actúan sobre el sistema linfático, influyen sobre los mecanismos del sistema inmunológico y regulan el metabolismo de los glúcidos y de las proteínas. Además, las glándulas suprarrenales también producen pequeñas cantidades de hormonas masculinas y femeninas.

Tiroides
La tiroides es una glándula bilobulada situada en el cuello.
Las hormonas tiroideas, la tiroxina y la triyodotironina aumentan el consumo de oxígeno y estimulan la tasa de actividad metabólica, regulan el crecimiento y la maduración de los tejidos del organismo y actúan sobre el estado de alerta físico y mental. El tiroides también secreta una hormona denominada calcitonina, que disminuye los niveles de calcio en la sangre e inhibe su reabsorción ósea.

Glándulas paratiroides
Las glándulas paratiroides se localizan en un área cercana o están inmersas en la glándula tiroides.
La hormona paratiroidea o parathormona regula los niveles sanguíneos de calcio y fósforo y estimula la reabsorción de hueso.

Ovarios
Los ovarios son los órganos femeninos de la reproducción, o gónadas femeninas. Son estructuras pares con forma de almendra situadas a ambos lados del útero. Los folículos ováricos producen óvulos, o huevos, y también segregan un grupo de hormonas denominadas estrógenos, necesarias para el desarrollo de los órganos reproductores y de las características sexuales secundarias, como distribución de la grasa, amplitud de la pelvis, crecimiento de las mamas y vello púbico y axilar.
La progesterona ejerce su acción principal sobre la mucosa uterina en el mantenimiento del embarazo. También actúa junto a los estrógenos favoreciendo el crecimiento y la elasticidad de la vagina. Los ovarios también elaboran una hormona llamada relaxina, que actúa sobre los ligamentos de la pelvis y el cuello del útero y provoca su relajación durante el parto, facilitando de esta forma el alumbramiento.

Testículos
Las gónadas masculinas o testículos son cuerpos ovoideos pares que se encuentran suspendidos en el escroto. Las células de Leydig de los testículos producen una o más hormonas masculinas, denominadas andrógenos. La más importante es la testosterona, que estimula el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, influye sobre el crecimiento de la próstata y vesículas seminales, y estimula la actividad secretora de estas estructuras. Los testículos también contienen células que producen gametos masculinos o espermatozoides.

Páncreas
La mayor parte del páncreas está formado por tejido exocrino que libera enzimas en el duodeno. Hay grupos de células endocrinas, denominados islotes de Langerhans, distribuidos por todo el tejido que secretan insulina y glucagón. La insulina actúa sobre el metabolismo de los hidratos de carbono, proteínas y grasas, aumentando la tasa de utilización de la glucosa y favoreciendo la formación de proteínas y el almacenamiento de grasas. El glucagón aumenta de forma transitoria los niveles de azúcar en la sangre mediante la liberación de glucosa procedente del hígado.

Placenta
La placenta, un órgano formado durante el embarazo a partir de la membrana que rodea al feto, asume diversas funciones endocrinas de la hipófisis y de los ovarios que son importantes en el mantenimiento del embarazo. Secreta la hormona denominada gonadotropina coriónica, sustancia presente en la orina durante la gestación y que constituye la base de las pruebas de embarazo. La placenta produce progesterona y estrógenos, somatotropina coriónica (una hormona con algunas de las características de la hormona del crecimiento), lactógeno placentario y hormonas lactogénicas.

Otros órganos
Otros tejidos del organismo producen hormonas o sustancias similares. Los riñones secretan un agente denominado renina que activa la hormona angiotensina elaborada en el hígado. Esta hormona eleva a su vez la tensión arterial, y se cree que es provocada en gran parte por la estimulación de las glándulas suprarrenales. Los riñones también elaboran una hormona llamada eritropoyetina, que estimula la producción de glóbulos rojos por la médula ósea. El tracto gastrointestinal fabrica varias sustancias que regulan las funciones del aparato digestivo, como la gastrina del estómago, que estimula la secreción ácida, y la secretina y colescistoquinina del intestino delgado, que estimulan la secreción de enzimas y hormonas pancreáticas. La colescistoquinina provoca también la contracción de la vesícula biliar. En la década de 1980, se observó que el corazón también segregaba una hormona, llamada factor natriurético auricular, implicada en la regulación de la tensión arterial y del equilibrio hidroelectrolítico del organismo.
La confusión sobre la definición funcional del sistema endocrino se debe al descubrimiento de que muchas hormonas típicas se observan en lugares donde no ejercen una actividad hormonal. La noradrenalina está presente en las terminaciones nerviosas, donde trasmite los impulsos nerviosos. Los componentes del sistema renina-angiotensina se han encontrado en el cerebro, donde se desconocen sus funciones. Los péptidos intestinales gastrina, colecistoquinina, péptido intestinal vasoactivo (VIP) y el péptido inhibidor gástrico (GIP) se han localizado también en el cerebro. Las endorfinas están presentes en el intestino, y la hormona del crecimiento aparece en las células de los islotes de Langerhans. En el páncreas, la hormona del crecimiento parece actuar de forma local inhibiendo la liberación de insulina y glucagón a partir de las células endocrinas.

Metabolismo hormonal
Las hormonas conocidas pertenecen a tres grupos químicos: proteínas, esteroides y aminas. Aquellas que pertenecen al grupo de las proteínas o polipéptidos incluyen las hormonas producidas por la hipófisis anterior, paratiroides, placenta y páncreas. En el grupo de esteroides se encuentran las hormonas de la corteza suprarrenal y las gónadas. Las aminas son producidas por la médula suprarrenal y el tiroides. La síntesis de hormonas tiene lugar en el interior de las células y, en la mayoría de los casos, el producto se almacena en su interior hasta que es liberado en la sangre. Sin embargo, el tiroides y los ovarios contienen zonas especiales para el almacenamiento de hormonas.
La liberación de las hormonas depende de los niveles en sangre de otras hormonas y de ciertos productos metabólicos bajo influencia hormonal, así como de la estimulación nerviosa. La producción de las hormonas de la hipófisis anterior se inhibe cuando las producidas por la glándula diana (target) particular, la corteza suprarrenal, el tiroides o las gónadas circulan en la sangre. Por ejemplo, cuando hay una cierta cantidad de hormona tiroidea en el torrente sanguíneo la hipófisis interrumpe la producción de hormona estimulante del tiroides hasta que el nivel de hormona tiroidea descienda. Por lo tanto, los niveles de hormonas circulantes se mantienen en un equilibrio constante. Este mecanismo, que se conoce como homeostasis o realimentación negativa , es similar al sistema de activación de un termostato por la temperatura de una habitación para encender o apagar una caldera.
La administración prolongada procedente del exterior de hormonas adrenocorticales, tiroideas o sexuales interrumpe casi por completo la producción de las correspondientes hormonas estimulantes de la hipófisis, y provoca la atrofia temporal de las glándulas diana. Por el contrario, si la producción de las glándulas diana es muy inferior al nivel normal, la producción continua de hormona estimulante por la hipófisis produce una hipertrofia de la glándula, como en el bocio por déficit de yodo.
La liberación de hormonas está regulada también por la cantidad de sustancias circulantes en sangre, cuya presencia o utilización queda bajo control hormonal. Los altos niveles de glucosa en la sangre estimulan la producción y liberación de insulina mientras que los niveles reducidos estimulan a las glándulas suprarrenales para producir adrenalina y glucagón; así se mantiene el equilibrio en el metabolismo de los hidratos de carbono. De igual manera, un déficit de calcio en la sangre estimula la secreción de hormona paratiroidea, mientras que los niveles elevados estimulan la liberación de calcitonina por el tiroides.
La función endocrina está regulada también por el sistema nervioso, como lo demuestra la respuesta suprarrenal al estrés. Los distintos órganos endocrinos están sometidos a diversas formas de control nervioso. La médula suprarrenal y la hipófisis posterior son glándulas con rica inervación y controladas de modo directo por el sistema nervioso. Sin embargo, la corteza suprarrenal, el tiroides y las gónadas, aunque responden a varios estímulos nerviosos, carecen de inervación específica y mantienen su función cuando se trasplantan a otras partes del organismo. La hipófisis anterior tiene inervación escasa, pero no puede funcionar si se trasplanta.
Se desconoce la forma en que las hormonas ejercen muchos de sus efectos metabólicos y morfológicos. Sin embargo, se piensa que los efectos sobre la función de las células se deben a su acción sobre las membranas celulares o enzimas, mediante la regulación de la expresión de los genes o mediante el control de la liberación de iones u otras moléculas pequeñas. Aunque en apariencia no se consumen o se modifican en el proceso metabólico, las hormonas pueden ser destruidas en gran parte por degradación química. Los productos hormonales finales se excretan con rapidez y se encuentran en la orina en grandes cantidades, y también en las heces y el sudor.
Ciclos endocrinos
El sistema endocrino ejerce un efecto regulador sobre los ciclos de la reproducción, incluyendo el desarrollo de las gónadas, el periodo de madurez funcional y su posterior envejecimiento, así como el ciclo menstrual y el periodo de gestación. El patrón cíclico del estro, que es el periodo durante el cual es posible el apareamiento fértil en los animales, está regulado también por hormonas.
La pubertad, la época de maduración sexual, está determinada por un aumento de la secreción de hormonas hipofisarias estimuladoras de las gónadas o gonadotropinas, que producen la maduración de los testículos u ovarios y aumentan la secreción de hormonas sexuales. A su vez, las hormonas sexuales actúan sobre los órganos sexuales auxiliares y el desarrollo sexual general.
En la mujer, la pubertad está asociada con el inicio de la menstruación y de la ovulación. La ovulación, que es la liberación de un óvulo de un folículo ovárico, se produce aproximadamente cada 28 días, entre el día 10 y el 14 del ciclo menstrual en la mujer. La primera parte del ciclo está marcada por el periodo menstrual, que abarca un promedio de tres a cinco días, y por la maduración del folículo ovárico bajo la influencia de la hormona foliculoestimulante procedente de la hipófisis. Después de la ovulación y bajo la influencia de otra hormona, la llamada luteinizante, el folículo vacío forma un cuerpo endocrino denominado cuerpo lúteo, que secreta progesterona, estrógenos, y es probable que durante el embarazo, relaxina. La progesterona y los estrógenos preparan la mucosa uterina para el embarazo. Si éste no se produce, el cuerpo lúteo involuciona, y la mucosa uterina, privada del estímulo hormonal, se desintegra y descama produciendo la hemorragia menstrual. El patrón rítmico de la menstruación está explicado por la relación recíproca inhibición-estimulación entre los estrógenos y las hormonas hipofisarias estimulantes de las gónadas.
Si se produce el embarazo, la secreción placentaria de gonadotropinas, progesterona y estrógenos mantiene el cuerpo lúteo y la mucosa uterina, y prepara las mamas para la producción de leche o lactancia. La secreción de estrógenos y progesterona es elevada durante el embarazo y alcanza su nivel máximo justo antes del nacimiento. La lactancia se produce poco después del parto, presumiblemente como resultado de los cambios en el equilibrio hormonal tras la separación de la placenta.
Con el envejecimiento progresivo de los ovarios, y el descenso de su producción de estrógenos, tiene lugar la menopausia. En este periodo la secreción de gonadotropinas aumenta como resultado de la ausencia de inhibición estrogénica. En el hombre el periodo correspondiente está marcado por una reducción gradual de la secreción de andrógenos.
Trastornos de la función endocrina
Las alteraciones en la producción endocrina se pueden clasificar como de hiperfunción (exceso de actividad) o hipofunción (actividad insuficiente). La hiperfunción de una glándula puede estar causada por un tumor productor de hormonas que es benigno o, con menos frecuencia, maligno. La hipofunción puede deberse a defectos congénitos, cáncer, lesiones inflamatorias, degeneración, trastornos de la hipófisis que afectan a los órganos diana, traumatismos, o, en el caso de enfermedad tiroidea, déficit de yodo. La hipofunción puede ser también resultado de la extirpación quirúrgica de una glándula o de la destrucción por radioterapia.
La hiperfunción de la hipófisis anterior con sobreproducción de hormona del crecimiento provoca en ocasiones gigantismo o acromegalia, o si se produce un exceso de producción de hormona estimulante de la corteza suprarrenal, puede resultar un grupo de síntomas conocidos como síndrome de Cushing que incluye hipertensión, debilidad, policitemia, estrías cutáneas purpúreas, y un tipo especial de obesidad. La deficiencia de la hipófisis anterior conduce a enanismo (si aparece al principio de la vida), ausencia de desarrollo sexual, debilidad, y en algunas ocasiones desnutrición grave. Una disminución de la actividad de la corteza suprarrenal origina la enfermedad de Addison, mientras que la actividad excesiva puede provocar el síndrome de Cushing u originar virilismo, aparición de caracteres sexuales secundarios masculinos en mujeres y niños. Las alteraciones de la función de las gónadas afecta sobre todo al desarrollo de los caracteres sexuales primarios y secundarios. Las deficiencias tiroideas producen cretinismo y enanismo en el lactante, y mixedema, caracterizado por rasgos toscos y disminución de las reacciones físicas y mentales, en el adulto. La hiperfunción tiroidea (enfermedad de Graves, bocio tóxico) se caracteriza por abultamiento de los ojos, temblor y sudoración, aumento de la frecuencia del pulso, palpitaciones cardiacas e irritabilidad nerviosa. La diabetes insípida se debe al déficit de hormona antidiurética, y la diabetes mellitus, a un defecto en la producción de la hormona pancreática insulina, o puede ser consecuencia de una respuesta inadecuada del organismo.